viernes, julio 03, 2009

Carte Blanche

Nada hay más peligroso que un productor obsesionado, y eso le pasó a una major americana: MGM. La gigante le ofrece a Michelangelo Antonioni el sueño de todo director: carta blanca. Haga lo que quiera, en el marco de un contrato por 3 films en inglés. Tras Blow-Up (1968), el mundo se mesmeriza con la peculiar mirada de thriller metafísico de Antonioni, poniendo la cámara donde a nadie se le ocurriría, y capturando el tiempo muerto en modos nunca antes percibidos en la historia del cine.

Hitchcock tuvo carte blanche de la Paramount para un film con tope de US$ 3 millones, dando por resultado la exitosa Psicosis (1960). La carte blanche es luego el tema central de 8 1/2 (1963) de Fellini, con un director al que se le acabó la creatividad. Pero ya con L'Enfer (1964) de Georges Henri-Clouzot se presagia el peligro de conceder a un director recursos ilimitados, es decir, de eliminar la figura del productor. Víctima de sus obsesiones, Clouzot acaba infartado y el film nunca se terminará. Este año en mi sección favorita de Cannes se estrenó el documental L'Enfer de Georges-Henri Clouzot que cuenta toda la historia. Notable su estilo pre-sicodelia.

Antes que imponérselas, Antonioni extrae sus historias de las localidades. El valle del Po, la frialdad de los negocios en Milan, el paisaje industrial de Ravenna, el swing de Londres son esenciales a la narración de Il Grido, L'Eclisse, Deserto Rosso y Blow-Up, mucho más que el propio relato. Vanessa Redgrave cuenta que al entrevistarse con Antonioni en un hotel londinense para su rol en Blow-Up, conversaron un largo rato antes de que pudiera interrumpirlo con la pregunta "pero hay guión?", a lo que como respuesta, Antonioni le pasó unas notas manuscritas en papelería de hotel. Eso sería.

Con su carta blanca en California, Antonioni experimenta sin límites intentando extraer la historia de la misma localidad. No tiene propiamente un guión, y no es raro que hasta 4 afamados co-guionistas figuren en créditos de lo que a la postre será Zabriskie Point, justamente nombre de un lugar en el desierto en donde transcurre gran parte del film. Pero lo más impactante es la escena final, explota todo. Muera la sociedad de consumo. Y a 10 cámaras 35mm. Aquí la tienen. Con música de Floyd. Esto sí que es carta blanca:



Zabriskie Point costó USD 7,000,000, pero recuperó un octavo del presupuesto... así y todo MGM cumplió el contrato con el siguiente film de Antonioni, El Pasajero, rodado en África, Barcelona y Almería, con Jack Nicholson. Antonioni nunca volverá a filmar en/para EEUU. Era que no.

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